Pensar a Cuba, pensarnos, explicar cómo nos vemos, cómo creemos ser vistos...

Escribir sobre ello y más.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Tulipa en el Francisco Guayabal

Desde los primeros apuntes supe que esta novela estaba destinada a los lectores del Francisco –el Pancho, como decimos por acá y por allá-, de Guayabal y de las Tunas. Me ilusionaba la idea de escribir para ellos, para los que estuvieron hace un siglo, los que vinieron después y ya no están, los que siguen allí y para los que se fueron y vuelven de vez en vez, menos de lo que quisieran, lo aseguro.


Porque esa experiencia efímera de estar con los lectores, de regalarles lo que no les pedí en su momento cuando tomé sus nombres, sus historias, sus ámbitos de todos los días, es tan gratificante que vale por todos los desvelos y por la larga espera hasta que aquellos apuntes de fin de semana entre personas tan queridas vuelven a sus dueños legítimos en forma de libro.


En Radio Maboas con Revolta
 Fueron quince días tan fugaces como memorables: en Radio Maboas me acogió Revolta con el entusiasmo de quien no quiere perder la ocasión y conversa, hace fotos y me habla de los Amancieros por el mundo, ese grupo que ya reúne a cuarenta y cuatro países en un sitio donde se sabe lo que pasa en el pueblo en el instante mismo en que está sucediendo. Y Orestico, que envió a Daymí grabadora en mano bajo un buen palo de agua a conversar sobre esta novela entre trueno y trueno de las seis de la tarde. Y muchos amigos que no me prestaban demasiada atención ojeando los primeros párrafos a ver qué pasaba con el ahogado de la primera línea o el alférez que parece que va a comer carne humana antes de terminar el primer párrafo.


Con Lesbia de la Fe, la conductora
de la revista y Juan José

En Las Tunas Waldina, Carlos Téllez y Eddy Crespo, tan cordiales y hospitalarios, tan amigos como siempre, me hicieron hueco en la revista de Tunasvisión, casi sin tiempo para pasar un sms a mi familia de Amancio con el mensaje “Enciendan el televisor que voy a salir dentro de cinco minutos”, porque si no lo digo no habría tenido gracia, ¡ir y que los más próximos se pierdan lo que yo diga en cámara, ni hablar! Si somos de pueblo, lo somos con todas sus consecuencias, que ya habrá tiempo para el protocolo en otro lugar. Y en radio Victoria Daniel Laguna y Yeline, que hasta una tonada me dedicó durante la grabación de un programa que se emite a las cinco de la mañana (nada de sms que mis parientes no madrugan tanto), todos quedaron avisados de que fui, de que les dejé un abrazo –y un ejemplar de la novela firmado, claro-, un saludo y un recado con el vecino o el amigo a aquellos que no estaban o a los que no llegué a ver por falta de tiempo…

Me preguntan en Facebook cuándo llegará el libro de los que no están en Cuba, así que aprovecho para comentarles que Caldeandrín Ediciones hizo una tirada de 500 ejemplares numerados, que los primeros 100 se han ido a Cuba de regalo y que el resto necesito venderlos (de pan también vive el hombre, ya saben), que me hagan el gran favor de comprar un librito, o que se lo sugieran a un amigo, fíjense que hasta el comercial se los doy hecho, un fragmento de la novela leído en Guayabal y un argumento para convencer: “No se van a arrepentir, se trata de un libro único, dedicado por la autora y en él hay una historia que se lee de un tirón. Si tienen dudas, pregunten a los tuneros y a los amancieros que ya la han leído: ellos son mis garantes”.