Pensar a Cuba, pensarnos, explicar cómo nos vemos, cómo creemos ser vistos...

Escribir sobre ello y más.

domingo, 24 de noviembre de 2013

En su tercer aniversario


El día 25 de noviembre mi madre habría cumplido años. Hace tres escribí estos versos que, solo ahora, me atrevo a releer:
I

Se marcha la dama blanca.
Pongo entre sus manos azules
un ramo de gardenias.
Aquellos ojos hermosos en los que tanta novela leí
miran ya al infinito hacia el que viaja.
Se va esta mujer hermosa,
pasa, elegante, aun con tan exiguo aliento.
Y yo, que intento apresarla entre mis brazos,
tengo el corazón en la garganta
y entre latido y latido
no encuentro espacio para decirle adiós.

II

Iba la hija como rémora
sobre el cadáver en que la madre se convertía.
Bogaban sobre la corriente
en la que pierde la madre inexorable las últimas batallas.
Se aferraba la una al cuerpo inerte de la otra…
Navegarán juntas
caerán por los despeñaderos y las cataratas,
se hundirán aguas abajo,
pero la madre llegará sola, en uno de esos amaneceres,
al borde azul de su litoral definitivo.